resolución de la imagen
Introducción
La resolución es el número de píxeles por pulgada que contiene una imagen. En esta unidad vamos a aprender a gestionarla según el tipo de proyecto en el que estemos trabajando, si va a ser impreso o no, si hablamos de imágenes rasterizadas o un mapa de bits, etcétera.
Además, repasaremos las principales normas a tener en cuenta cuando, en vez de hablar de una imagen de creación digital, hablamos de una imagen digitalizada, es decir, cómo debemos escanear un trabajo realizado mediante técnicas manuales para que luego pueda ser tratado digitalmente en un ordenador.
Por último, vamos a aprender, mediante un ejemplo práctico en Photoshop, cómo podemos aumentar la resolución de una imagen sin perder nitidez, definición o calidad.
Conceptos básicos de la resolución
La resolución de una imagen es el número de píxeles por pulgada que contiene. La pulgada es una medida de longitud perteneciente al sistema anglosajón de medidas, y una corresponde a 2,54 centímetros.
También puede entenderse como la precisión del detalle en las imágenes de mapa de bits, que se mide en píxeles por pulgada (ppp). Cuantos más píxeles por pulgada, mayor resolución. En general, las imágenes con más resolución producen una calidad de impresión mejor.
Si queremos saber cuánta resolución tiene una imagen tenemos que:
1. Seleccionar la foto en el explorador de archivos y hacer clic con el botón derecho del ratón.
2. Seleccionar la opción Propiedades en el menú.
3. Seleccionar la pestaña Resumen.
4. En Opciones avanzadas podremos ver la información del archivo.
Este menú nos da información del tamaño de la foto, en píxeles, y de la resolución. La resolución, dependiendo del programa o la aplicación con la que estemos trabajando, también nos puede ser dada en DPI, las siglas de dots per inch, es decir, puntos por pulgada.
Si queremos realizar este proceso en Photoshop, pinchamos en el menú superior Imagen > Tamaño de imagen, que nos llevará hasta un cuadro de diálogo donde podremos ver los parámetros del formato de nuestra imagen y modificarlos si fuera necesario.
Menú de configuración del tamaño de la imagen en Photoshop.
Del mundo real al formato digital
Un ilustrador puede crear dos tipos de ilustraciones: de creación digital o digitalizadas. En las primeras, decidiremos la resolución de la imagen en el momento que creemos el archivo. Dependiendo del programa informático o aplicación con el que estemos trabajando nos pedirá más parámetros o menos. Pero siempre tendremos que rellenar los básicos: las medidas de la imagen, la resolución y el modo de color.
Menú de configuración inicial del proyecto en Photoshop.
Estas medidas son editables, pero siempre con cierta cautela, es decir, que si agrandamos un archivo creado con una resolución de 72 ppp a 600 ppp aparecerá pixelado, perderá resolución. O si estamos haciendo una ilustración para una revista, por ejemplo, sabemos que esta imagen será impresa, por lo cual tendremos que darle desde el momento que la creamos una resolución mínima de 300 ppp.
Hay proyectos en los que el cliente dará estos datos predeterminados al ilustrador. No siempre es así, por lo que es muy importante que cuidemos estos detalles desde el primer momento.
Recuerda: Debemos tener muy en cuenta la resolución de la imagen dependiendo del soporte donde vaya a ser utilizada.
Ahora vamos a hablar sobre las ilustraciones digitalizadas. Son ilustraciones creadas con técnicas manuales o mixtas que pasaremos por un dispositivo de escaneado o fotografía para poder trabajar con ellas en pantalla y poder editarlas.La clave está en el escáner que utilizas y en cómo digitalizas tu trabajo.
Muchas veces creamos las ilustraciones en formatos muy grandes que no entrarán después en un escáner A4. Siempre tendremos la posibilidad de escanear por partes y después unirlas en un programa de retoque fotográfico.
Pero hay muchos ilustradores que, en vez de utilizar escáner, lo que hacen es fotografiar la ilustración y esto es un verdadero error. La fotografía de una ilustración, por muy buena que sea, solo nos servirá para documentar un proyecto, pero nunca para digitalizar archivos que luego vayan a ser utilizados para ser reproducidos. La única excepción sería que contáramos con un equipo de fotografía superprofesional de cámara réflex, trípode, iluminación, etcétera.
En ocasiones solo contamos con una impresora multifunción con escáner que no suele aportar un resultado óptimo. Eso se debe a que este tipo de escáneres no están preparados para trabajar con ilustraciones en alta resolución, solo para digitalizar documentos.
Otro problema habitual que se suele presentar es la configuración de las opciones del software del propio dispositivo. En este caso, nos toca investigar y documentarnos para configurarlo de la manera óptima para nuestros proyectos.
Una vez escaneada, nos preocupa que la imagen no se parezca a la original. La falta de matices, los colores, las texturas… Las pinceladas no se notan como en la ilustración en papel. Realmente es decepcionante, pero nada que no se pueda arreglar con un buen retoque en el que calibraremos los niveles, la saturación, el brillo, etcétera.
Hay que recalcar la importancia de tener un buen escáner. Realmente merece la pena invertir en un buen equipo que nos evitará horas de trabajo en vano. Porque si un escáner quema la imagen, no capta bien los colores y no muestra las aguadas y texturas, será difícil que podamos después solucionarlo óptimamente en pantalla.
Así que, como ilustrador, aparte de ilustrar, tendrás que aprender a gestionar tu equipo para sacarle el mayor rendimiento posible a tu obra. Por muy bueno que sea el escáner nunca será exactamente fiel a la realidad, así que un pequeño proceso de retoque será siempre necesario.
Recuerda: La mayoría de escáneres de uso casero no están preparados para ilustraciones, solo para digitalizar documentos.
Resolución y tamaño impreso
Volvemos a recalcar la importancia de crear imágenes digitales con una resolución óptima para evitar problemas de definición más adelante. Una ilustración pixelada, sin calidad, es un trabajo sin validez. Así que debemos darle siempre la importancia que tiene. Podemos ver la diferencia en la siguiente imagen.
Ejemplo de una misma ilustración con diferentes resoluciones: arriba a 300 ppp y abajo a 72 ppp. Álbum ilustrado Martín Gris, Fun Readers Editorial (2013). Ilustradora: Zuriñe Aguirre.
Esta propiedad también afecta al texto y hay que tenerlo muy presente especialmente cuando queramos imprimir nuestro trabajo porque la resolución adecuada para impresión de calidad es de 600 ppp.
Ejemplos de imagen rasterizada con diferentes resoluciones.
Podemos dividir la resolución en tres partes:
1. Resolución de entrada: se obtiene a partir de dispositivos de entrada como cámaras o escáneres.
2. Resolución de salida: es la que un ordenador le indica a la impresora que tiene la imagen.
3. Resolución de impresión: es el número de píxeles que una impresora consigue pintar por cada pulgada de papel u otro medio.
No debemos confundir estas dos últimas: una es la información que el ordenador le pasa al procesador de impresión y la otra es la capacidad de resolución que tiene el equipo de impresión.
Como ya hemos visto anteriormente, no será lo mismo imprimir una imagen de mapa de bits que una vectorial. Las segundas no están formadas por píxeles, no tienen tanta resolución, pero tampoco corren el riesgo de pixelarse una vez aumentadas porque los vectores tienen diferente comportamiento que los píxeles. Por su parte, las imágenes de mapa de bits o raster están formadas, como sabemos, por pequeños cuadros independientes cada uno con un valor cromático, unidos para formar un mosaico o imagen. Si aumentamos el tamaño de estos sin darle suficiente información de partida, el píxel se deformará y su contorno no será limpio; por tanto, “ensuciará” la imagen, es decir, perderá calidad.
Esta es una clasificación de las resoluciones óptimas que son utilizadas con más frecuencia:
• Impresión digital de gran formato: de 72 a 150 ppp.
• Impresión flexografía: de 150 a 300 ppp.
• Impresión serigrafía: de 100 a 200 ppp.
• Impresión digital de pequeño formato: de 200 a 300 ppp.
• Impresión offset: 300 ppp a excepción de las imágenes monocromas, que es conveniente poner a 600 ppp.
Si nuestras ilustraciones o imágenes son para publicar en pantalla, páginas web, aplicaciones… 72 píxeles por pulgada será una resolución suficiente y óptima.
Recuerda: La resolución es un elemento muy importante a tener en cuenta para el éxito de nuestro trabajo.
Técnicas para aumentar la resolución
En este punto veremos las posibilidades de aumentar la resolución de nuestras ilustraciones o imágenes sin pérdida de nitidez, definición y calidad.
Es sencillo cambiar la resolución de una imagen, como explicábamos anteriormente, dirigiéndonos a Imagen > Tamaño de imagen y, en la ventana emergente que aparece, cambiando la resolución. Pero, aunque parece una solución fácil, no siempre lo es porque, si lo que hacemos es aumentar ese dígito, estaremos agrandando la imagen y el programa, en este caso Photoshop, se inventará píxeles para rellenar el espacio que estamos aumentando, lo que conllevará una pérdida de calidad en la imagen. Esto es un problema que, como ya sabemos, solamente ocurrirá con las imágenes de mapa de bits.
Existen muchas aplicaciones en Internet que nos ayudan en esta tarea; por ejemplo, la aplicación Let’s Enhance o AI Image Enlarger, un programa gratuito disponible para Windows y Mac que también tiene versión online.
Vamos a ver cómo cambiar en Photoshop la resolución de la siguiente imagen.
Imagen con resolución 72 ppp.
Para cambiar la resolución de la imagen a una de 300 ppp y permitir que el número total de píxeles se ajuste proporcionalmente, hay que asegurarse de que la opción Remuestrear está seleccionada y, si es necesario, elegir un método de interpolación en su menú desplegable (siguiente imagen). En este mismo desplegable podremos elegir resolución automática, para que el programa se encargue de darle a la imagen la resolución que le corresponde. También podremos cambiar a ajustes ya preestablecidos como los que se muestran debajo de Resolución automática. En la opción A medida podremos introducir los valores que deseemos.
Ventana de diálogo con las diferentes opciones de remuestreo.
Podemos restaurar los valores iniciales mostrados en el cuadro de diálogo Tamaño de imagen. Para ello seleccionaremos Tamaño original en Encajar en.
Opciones que podremos elegir en el menú de Encajar en del cuadro de diálogo de Tamaño de imagen.
Resumen
Las imágenes digitales se dividen en dos grupos: mapas de bits o imágenes rasterizadas y vectoriales.
La resolución de una imagen es el número de píxeles por pulgada que contiene.
Un ilustrador puede crear dos tipos de ilustraciones: de creación digital y digitalizadas.
Hay que tener muy en cuenta la resolución con la que se crea una imagen dependiendo del soporte donde vaya a ser utilizada.
Los trabajos que serán impresos tendrán que tener una resolución al menos de 150 píxeles por pulgada y, para salida en pantalla, de 72 píxeles por pulgada.